miércoles, 18 de febrero de 2015

CARNAVAL 2015, "Una Comparsa De Cine"


Bueno pues, despues de descansar un poco y  hacer limpieza de fotos repes, movidas  y tal, ahí van las que hicimos con la cámara de la Ampa. Pinchad en el enlace y a disfrutar.




https://plus.google.com/117666131740099151225/posts/GzDNtVFB5yV

Aquí está el vídeo que ha preparado la seño Mayte:




En los siguientes enlaces hay fotografías y vídeos realizados por la Asociación de Vecinos de Campillo.

https://plus.google.com/photos/112234917508378577936/albums/6117841868412865521




Desde la junta directiva de la Ampa, queremos daros las gracias a tod@s por haber participado y especialmente a Elena por que ha sido capaz de echarse  a cuestas el proyecto.


miércoles, 11 de febrero de 2015

8 REGLAS BÁSICAS A LA HORA DE ESTUDIAR EN CASA.

enfamilia111

Vía Aula Planeta
Unos buenos hábitos de estudio son esenciales para consolidar el aprendizaje y afrontar con éxito las evaluaciones. Sin embargo, desarrollarlos no es fácil. Requiere constancia y disciplina. El apoyo de los padres es también fundamental, ya que sobre ellos recae la responsabilidad de supervisar el estudio y ayudar a los hijos en todo lo que puedan. Por eso, te ofrecemos ocho reglas básicas para enseñarles a estudiar a diario de manera correcta.
OCHO REGLAS BÁSICAS PARA CONSOLIDAR LOS HÁBITOS DE ESTUDIO
  1. 1. Estudiar siempre a la misma hora y en el mismo lugar. Fijar una hora determinada para estudiar ayudará a tus hijos a consolidar su hábito, mientras que hacerlo en el mismo lugar, favorecerá su concentración. El sitio de estudio, además, debe estar bien iluminado y ventilado, mantenerse alejado de distracciones y contar con una silla y una mesa adecuadas, donde el alumno pueda estudiar correctamente.
  2. 2. Estudiar todos los días. Es importante dedicar un tiempo al estudio cada día entre semana. Este hábito ayudará a tus hijos a fijar sus conocimientos, y evitará situaciones como el atracón del día después antes de un examen.
  3. 3. Planificarse. Antes de comenzar a estudiar, es importante que revisen las tareas que hay que hacer y los contenidos que van a repasar, y que pongan orden. ¿Qué van a hacer primero? ¿Qué dejarán para el final?
  4. 4. Establecer una hora. Ellos mismos deben fijarse una hora para ponerse a estudiar, y no esperar a que tú se lo digas. Lo habitual es hacerlo después de la merienda y antes de jugar o ver la televisión. No obstante, lo mejor es ser flexible y dejarles que ellos elijan cuál es el momento que más se ajusta a sus necesidades y preferencias.
  5. 5. Dedicar en torno a una hora al estudio. Si tus hijos están en Primaria, no deben dedicar más de 50 minutos a realizar sus tareas y estudiar. En cambio, si están en Secundaria, lo habitual es que dediquen entre media hora y una hora a las tareas, y de tres cuartos a una hora para estudiar.
  6. 6. Hacer más de una actividad. Realizar ejercicios y actividades ayudará  a tus hijos a comprobar y consolidar lo estudiado. Especialmente a la hora de repasar antes de un examen.
  7. 7. Hacer una pequeña pausa entre actividad y actividad. Sobre todo en las más complejas. En cambio, durante el tiempo dedicado al estudio, deben perseverar al menos durante 45 minutos sentados para no perder la concentración.
  8. 8. Comenzar a estudiar por lo difícil, y acabar por lo fácil. Lo ideal es abordar primero las actividades o contenidos de dificultad media. Después, cuando su nivel de concentración esté en su punto más álgido, pasar a lo más difícil, y dejar lo más fácil para el final, cuando ya están cansados.

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SI UN NIÑO SE ABURRE ...

Toño Fraguas | La Marea | 10/02/2015
¿Qué locura es ésta? Los niños se suben en el coche y ya piden el DVD. Se sientan a comer y quieren el móvil o la tableta de los padres. En cualquier momento y lugarexigen entretenimiento instantáneo. Si hay algún mayor desprevenido, el zagal vendrá a exigirle que juegue con él. ¿Desde cuándo empezó a ser problema de los adultos que los niños se aburran? De toda la vida de Dios, si los niños se aburrían, era su problema, pero de alguna manera (¿alguien sabe cómo?) han conseguido hacerlo nuestro.
“Cuando el Diablo se aburre mata moscas con el rabo”, dice el refrán (que viene a significar que incluso cuando no sabe qué hacer el Diablo hace el mal). Quizá es lo que deben de tener en mente muchos adultos cuando se desviven para que sus retoños no caigan en el aburrimiento. No vaya a ser que se les ocurra haceralgo. Pero eso es precisamente lo que tiene que pasar: tienen que aburrirse y poner en funcionamiento el magín.
Y si se les ocurre alguna trastada y la hacen… pues mejor. Si les pillamos, bronca y, si no, que les quiten lo bailao. ¿Acaso no queremos que los niños desarrollen su iniciativa y cultiven diversas destrezas? Es mejor un niño travieso que un niño que no sabe divertirse solo, creo. Y me pregunto con angustia si todavía queda en este mundo algún niño travieso (o sea, con la imaginación y la capacidad organizativa suficientes para pergeñar y ejecutar una trastada).
Quizá hemos hecho un flaco favor a los niños convirtiéndolos en el centro constante de atención. Porque, o bien los anulamos plantándoles una pantalla delante, o bien los anulamos por la vía de estar presentes en su juego, dirigiendo su ocio y modulando (cuando no coartando) su iniciativa. Y claro, ellos se toman la revancha: cualquier reflexión de un adulto, y cualquier discurso de éste ante otros adultos, se interrumpirá de inmediato si un retoño profiere algún sonido o hace alguna monería. Los niños merodean en las tertulias de adultos intentando llamar la atención. Y lo logran. Y si no lo logran, lloran. Y entonces lo logran. Son como esas llamadas de teléfono a las que el funcionario o el empleado del banco da prioridad, para desesperación y asombro de los desgraciados que hayan decidido acudir en persona a hacer los trámites.
“Niño, no interrumpas. Si te aburres, búscate la vida”. Qué gran favor suponen estas palabras para todos. Con ellas estamos invitando al retoño primero a escuchar y (si se aburre de la conversación de los mayores) también a crearse su propio mundo de entretenimiento. A buscar dentro de sí mismo. A jugar a solas o con los hermanos (si los tiene y aunque sean de otras edades) y los amigos. Por supuesto nadie dice que no haya que jugar con ellos. Hay que hacerlo, pero que no lo den por sentado. Que sea un premio. Que no cuenten con ello. Que su diversión no dependa de la mirada o la participación de un adulto.
La hiperdependencia lúdica de los niños tiene un efecto colateral del que aún desconocemos las consecuencias. Cada vez menos niños miran ya el paisaje en los largos viajes en coche. Antes del surgimiento del DVD portátil, del móvil y la tableta, los niños cantaban canciones que debían recordar de memoria (no estaban en el CD) o jugaban a juegos que requerían imaginación (Veo-Veo) o inventaban historias, o escuchaban la música de los mayores…
Además, a través de esa pantalla mágica que es la ventanilla del coche, cuando uno era pequeño, descubría montes, ovejas, ruinas, cuervos, tractores, riscos, choperas, colores y sombras de nubes que lamían los sembrados… y cuando el coche iba llegando a una ciudad, fábricas, desguaces, naves industriales, moteles… y luego, los arrabales: las casas donde vive gente pobre. Los tejados de uralita, los solares de columpios oxidados donde quizá nuestros ojos de niño se cruzaban con los de otro niño. Un niño de otro mundo. Y nos poníamos en su lugar. Ahora ya no. El niño del columpio oxidado mirará al del monovolumen. Y el del monovolumen estará viendo cualquier cosa en el DVD portátil. Y no sabrá qué es un rebaño de ovejas (aunque se esté convirtiendo en una).

viernes, 6 de febrero de 2015

LOS PEQUES DEL COLEGIO DE INFANTIL RECIBEN LA VISITA DE COMARCAL TV

Esta mañana y continuando con las actividades previstas dentro del Proyecto El Cine, han visitado el colegio de infantil un equipo de Comarcal Tv, que han explicado a los niños/as todo el funcionamiento para hacer un reportaje, como grabar una escena, ...

Los niños/as lo han pasado genial y queremos aprovechar para dar las gracias a Comarcal Tv por la atención que han tenido con nuestro centro.

Adjuntamos algunas imágenes de la jornada.




















CELEBRACIÓN DEL DÍA DE LA PAZ EN EDUCACIÓN INFANTIL

Os pasamos una colección de fotografías que nos han hecho llegar las "seños" de educación infantil con las actividades realizadas por los más peques con motivo de este día.























martes, 3 de febrero de 2015

ESTAS SON LAS TAREAS QUE DEBES EXIGIR A TU HIJO SEGÚN LA EDAD

¿Cuántas veces has pensado si tu hijo es demasiado pequeño o mayor cuando le mandas hacer algo?

Un niño de Primaria debe ser capaz de preparar su mochila del colegio
No existe una regla mágica que confirme que determinados años se tienen que realizar ciertas tareas. Depende de muchas variables: maduración del niño, conocimientos, educación de los padres, entorno en el que vive, si es hijo único, el menor de varios hermanos...
El problema, según muchos expertos es que los padres apenas exigen tareas a sus hijos ni a edades tempranas, ni en la adolescencia. Las razones suelen ser las mismas. «Algunas familias consideran que sus hijos son demasiado pequeños para desarrollar tal o cual labor (que podrían hacer perfectamente como, por ejemplo, vestirse para ir al cole con 5 años) —asegura a ABC Sira Martín, psicopedagoga de Imaginarium—. Al hablar con padres de adolescentes y plantear qué responsabilidades tienen los hijos en casa, la respuesta suele ser cero o, como mucho, tirar la basura o pasear al perro. Es decir; nada de autonomía personal respecto a su ropa, cuarto, etc., y nada respecto a la contribución familiar como ayudar a hacer la compra, lavar el coche, preparar la cena, etc.».
Esta experta apunta que para lograr que un niño sea responsable hay que proporcionarleautonomía personal. Esto es, favorecer quehaga por él mismo lo que es capaz de hacer en cada momento. Cuando son pequeñitos evidentemente son tareas muy sencillas y no hay que exigir que las hagan perfectas. «Por ejemplo, si con 1-2 años empiezan a comer solos con la cuchara es normal que derramen comida. Y conforme van creciendo, sus responsabilidades también han de ir aumentando. Un niño de Primaria debería prepararse su mochila del cole cada día, aunque supervisen los padres».

Desconocen sus habilidades

Sin embargo, es muy habitual que los padres hagan por los niños lo que podrían hacer ellos solos para, de este modo, hacerlo más rápido, no perder tiempo y hacerlo mejor. «La cuestión es que en muchas ocasiones ni siquiera se plantean que el hijo es capaz de hacer por él mismo una determinada tarea. Considero —prosigue Sira Martín— que a los hijos no se les ofrece ese espacio, tiempo y confianza para que realicen aquello de lo que son capaces. Por este motivo, los niños y adolescentes desconocen su nivel de autoeficacia en múltiples tareas, destrezas y habilidades porque no han tenido oportunidad de probarse así mismos».
Según su etapa de desarrollo, a los niños se les pueden exigir las siguientes responsabilidades:
Entre dos y tres años
Las tareas que realice siempre deben estar bajo el control del adulto. Los pequeños aún no comprenden lo que hacen bien o mal y actúan de acuerdo a mandatos y prohibiciones porque no poseen autocontrol. Colaboran con el adulto en ordenar y guardar sus juguetes, zapatillas, pijama, regar flores y en algunas tareas concretas como poner y/o recoger las servilletas, etc.
Entre tres y cuatro años
A estas edades el niños observa la conducta del adulto, la imita y actúa en función del premio o castigo que pueda recibir. Ya va siendo capaz de controlarse y puede tener orden en sus cosas. Colabora en guardar juguetes y los debe recoger. Puede poner algunas cosas fáciles en la mesa como el plato y los cubiertos, etc. Se desnuda solo y se viste con ayuda. Aprende a compartir las cosas y a esperar su turno. Muestra interés creciente por jugar con otros niños.
Entre cuatro y cinco años
Sigue observando e imitando al adulto. Necesita que le guíen pero tiene deseos de agradar y servir y, por eso, suele tener iniciativas responsables como vestirse, recoger sus juguetes, controlarse en un espectáculo, etc. Ya se le puede asignar alguna responsabilidad: poner la mesa, control de algún animal, hacer algún recado dentro del entorno familiar. Puede cuidar a hermanos más pequeños durante breves tiempos y con la presencia cercana del adulto. Debe dejar ordenados los objetos que usa.
Es bastante autónomo en la comida y en su cuidado personal calzarse, lavarse e ir al baño. Acepta los turnos en el juego, aunque no siempre los respeta. Suele asociarse a dos o tres niños para jugar y entabla las primeras amistades.
Entre cinco y seis años
Ya ha aprendido bastantes conductas y aunque necesita que la persona adulta le señale lo que debe o no debe hacer, conviene presentarle posibilidades para elegir entre dos opciones. Puede ser responsable de tareas domésticas sencillas: limpiar el polvo, recoger la mesa, preparar su ropa para vestirse, buscar lo que necesita para una actividad concreta. No hay que olvidar que el niño sigue imitando y que es exigente en la aplicación de la norma para todos.
Le agrada ayudar y cumplir encargos y recados sin que, para ello, debacruzar la calle o lugar peligroso. Juega en grupos de tres o más y sigue reglas sencillas. Intenta ser autónomo y puede rebelarse frente a las presiones de los adultos en asuntos como disciplina autoridad y normas sociales. A partir de los cinco años comienza a despertar la intencionalidad, asimila algunas normas y se comporta desacuerdo con ellas.
En el periodo de seis a siete años
Con control y ayuda para evitar descuidos involuntarios, puede y debe prepararse los materiales para realizar una actividad. Comienza a ser capaz de controlarse en desplazamientos muy conocidos y próximostales como el colegio, casa de amigos que vivan en el mismo bloque de viviendas, casa de algunos familiares, etc.
Puede controlar algún dinero semanal y aprender a administrarlo, sabiendo que, si lo gasta, deberá esperar a la semana siguiente para recibir una nueva paga. Todavía se guía por las normas y hábitos del adulto; se identifica el bien con lo mandado y el mal con la prohibición o el enfado.
Cumple las órdenes al pie de la letra; generalmente hasta los ocho años.
Puede controlar sus gastos con más facilidad. Tiende a formar grupos de relación con compañeros del mismo sexo. Aprende costumbres sociales relacionadas con el saludo, la despedida, el agradecimiento, etc. Actúa de forma responsable si se le ofrecen oportunidades para ello. Tiene el deseo de ser bueno y, si no lo es, culpa a los demás o a las circunstancias porque no soporta que le consideren malo.
Va adquiriendo la noción de justicia y comprende las normas morales mediante ejemplos concretos.
A los ocho años
Comienza la autonomía personal y puede controlar sus impulsos, en función de sus intenciones. Es capaz de organizarse en la distribución del tiempo, del dinero y de los juegos. Todavía precisa alguna supervisión. Pueden dársele responsabilidades diarias: preparar el desayuno, bañarse, etc.
Empieza a independizar la voluntad del adulto respecto a la norma y es consecuente en su conducta. Sabe cuándo y cómo debe obrar en situaciones habituales de su vida. La actuación de las personas adultas es decisiva dado que si persiste una presión autoritaria el niño se hace dependiente, sumiso y falto de iniciativa. Si, por el contrario, se obra de forma permisiva, el niño se convertirá en una persona caprichosa e irresponsable. Así pues, se hace imprescindible una actitud que favorezca la iniciativa y mantiene la exigencia.
Le atrae el juego colectivo y coopera en grupo. Es capaz de prever las consecuencias de sus actos.
Entre los nueve y los once años
Ya es bastante autónomo en sus intenciones y, por lo tanto, en su responsabilidad. Suele tener una organización propia para sus materiales, ropas, ahorros... Puede encargarse de alguna tarea doméstica y debe realizarla con responsabilidad y cierta perfección. Le gusta que se le recompense por la tarea que se le encomienda.
Aunque aparezcan rasgos de dependencia, le gusta tomar decisiones y oponerse al adulto con cierta rigidez. Es capaz de elegir con criterios personales. Se hace estricto, exigente y riguroso.
Se identifica con su grupo de amigos en el que cada uno tiene una función asignada y se acata lo que dicta el jefe de la pandilla.
Reconoce lo que hace mal, pero siempre busca excusas, aunque para los demás suele ser muy estricto. Le gusta que le dejen decidir por sí mismo y tiene necesidad de afianzar su yo frente a los demás, de ahí su resistencia a obedecer y su afán de mandar a otros niños menores. Conoce sus posibilidades, decide y reflexiona antes de obrar, aprende de las consecuencias y se siente atraído por los valores morales de justicia, igualdad, sinceridad, bondad, etc.
Entre once y doce años
La influencia de los amigos comienza a ser decisiva y su conducta estará influenciada en gran parte por el comportamiento que observa en sus amigos y amigas o compañeros de clase. Los hermanos y hermanas mayores tienen más influencia sobre ellos que los padres. Aparece una etapa en la que la crítica suele ser muy frecuente y dirigida hacia sus padres y profesores; no le gusta que le traten de un modo autoritario, como a un niño; reclama autonomía en todas sus decisiones.
Necesita tener amigos y depositar en ellos su intimidad; es leal al grupo y su moral es la de sus iguales, a los que imita en la forma de vestir, en los juegos, las aficiones, etc. Quiere ser como los mayores. Tiene sentido de responsabilidad y trata de cumplir sus obligaciones y se hace más flexible en sus juicios. Su comportamiento es mejor fuera del entorno familiar. Tiene capacidad para valorar lo bueno o malo de sus acciones, puede pensar en las consecuencias, conoce con bastante objetividad sus intenciones y desea obrar por su propia iniciativa, aunque se equivoque.
Vía ABC.es